BROT.A nace en el margen incierto de la pandemia, como un gesto urgente de creación y encuentro. Un espacio donde hacer era resistir y crear, una forma de sostenerse en lo sensible.
Un arte que oscila entre el aprendizaje del oficio y la memoria del hacer con las manos, donde lo artesanal es también un proceso mental, íntimo, lento, casi ritual. Cada pieza está pensada para ser llevada, contemplada, habitada.
Es un arte que se vive, que acompaña, que se vuelve gesto cotidiano y simbólico.
BROT.A es tránsito, es pregunta, es pausa.
Es cuerpo y pensamiento en movimiento.
No busca un resultado, sino una experiencia.
No se mide en productos, sino en huellas. Respira y muta.
Se abre a los procesos, a lo inesperado, a la intuición.
BROT.A se siembra, se cuida, se deja crecer.
Es una práctica viva que desborda lo material,
que entrelaza lo que somos con lo que hacemos.
Un espacio donde el hacer no se separa del ser.
Y por eso, BROT.A es arte que vives.